lunes, 9 de diciembre de 2013

Españoles en el paraíso de los físicos



Algunos están de paso, otros van y vienen y una minoría trabaja aquí de manera permanente. El Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), el lugar en el que nació internet, es un paraíso para los 10.000 científicos de cien nacionalidades que tienen el privilegio de investigar en este organismo que es casi una ciudad en sí misma, con calles bautizadas con nombres de físicos célebres.

Según detalla Antonio Pich, catedrático de la Universidad de Valencia y coordinador del Centro Nacional de Física de Partículas, Astropartículas y Nuclear (CPAN), la comunidad española está formada por unos 900 investigadores (250 contratados directamente, 400 están en España y vienen ocasionalmente a Suiza, y otros 250 están en la nómina de empresas que trabajan para el CERN). A ellos hay que sumar los que investigan para centros extranjeros.

El barcelonés Antonio Cuenca Pérez es uno de los nueve españoles que forman parte del cuerpo de 50 bomberos profesionales del CERN, donde trabaja desde hace 26 años:«Aquí hay que estar preparado para todo. Desde un incendio a una torcedura de tobillo», relata Cuenca mientras nos acompaña durante la visita que un grupo de periodistas españoles realizamos al túnel circular de 27 kilómetros por el que que circulan los haces cargados de protones a velocidades parecidas a al luz cuando está en marcha el gran acelerador de partículas.

Aquí, la eficiencia suiza se combina con el pragmatismo de los ingenieros y las mentes de los físicos de partículas para convertir en realidad los experimentos soñados. Y es que, aunque fue sonada la grave avería que se produjo días después de la inauguración del LHC, en 2008, cuando se visitan los entresijos de los detectores lo que sorprende es que los fallos no sean más frecuentes.

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