lunes, 9 de diciembre de 2013

La abuela científica regresa a la Antártida



«Tengo que volver a oír la música del hielo». En 1994 y tras diez campañas en la Antártida, Josefina Castellví (Barcelona, 1935), se despidió de «esa gran sinfonía de la naturaleza» con la intención de no regresar: «Los jóvenes debían tomar el relevo», recuerda esta doctora en Ciencias Biológicas, que dirigió la base científica Juan Carlos I y fue la primera mujer española en investigar en el continente blanco. Pero el cineasta Albert Solé se cruzó en la vida de esta activa jubilada: «Se entusiasmó con el relato de cómo llegamos a la Antártida y me conquistó su idea de llevar todo esto a un documental». Así nació Los recuerdos de hielo, un homenaje a los científicos liderados por Antoni Ballester (93 años) que, con su persevarancia, lograron que España construyera la primera base para investigar en el laboratorio virgen más valioso del planeta.


Los recortes, sin embargo, amenazan el legado español. La campaña de 2013 tan sólo durará un mes. Lo habitual es que se prolongue entre tres y cuatro meses, de noviembre a finales de febrero, pues siempre se aprovecha el verano austral. Pero el buque Hespérides que suele trasladar al personal español no irá este año a la Antártida debido a la falta de presupuesto.

Los investigadores y el personal técnico y militar que ocupan las dos bases que España tiene en la Antártida (la Juan Carlos I, situada en la isla Livingston, es gestionada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Gabriel de Castilla, construida en la Isla Decepción, por el Ejército) dependerán de la solidaridad y de los medios de transporte de otros países para llegar al continente helado.
Menos investigadores, menos tiempo

Según detalla por teléfono Miguel Ojeda, responsable de logística de la campaña antártica de este año, Brasil, Chile, Argentina y Portugal cederán a los españoles plazas en sus buques y aviones: «En total viajarán este año una veintena de investigadores, aproximadamente la mitad que el año pasado», señala Ojeda, que vive esta situación «con resignación» y asegura que «ha habido que hacer un gran esfuerzo para hacer la campaña lo más larga posible».

Así, la base militar Gabriel de Castilla se abrirá a primeros de enero y se cerrará el 9 de febrero, mientras que la estación científica Juan Carlos I, que a principios de este año cumplió 25años, permanecerá abierta del 15 de enero al 22 de febrero. Asimismo, las obras de ampliación de esta base, que se iniciaron en 2010 y debían haber acabado durante la pasada campaña, se quedaron a medias y siguen paralizadas por la falta de fondos.

«La ciencia se va al garete», denuncia el meteorólogo Manuel Bañón, veterano en las campañas antárticas. El investigador, que no viajará este año, considera que «en tan pocas semanas dará tiempo a hacer lo mínimo, como recoger los datos que se puedan, y las labores de mantenimiento para que no se destruya lo logrado hasta ahora», explica.

Pepita Castellví, como la llaman casi todos, admite que «la investigación en la Antártida es cara», sobre todo por los medios que se necesitan. «Pero merece muchísimo la pena y creo que habría que mantener la financiación. En este rincón de la Tierra, con hielos que alcanzan los 4.000 metros de espesor, se ha acumulado información de miles de años que tenemos que sacar antes de que se malogre», afirma rotunda.

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