martes, 20 de mayo de 2014

'Game over' al cáncer


es un juego online que permite a los usuarios 'de a pie' -no hace falta estar titulado por el MIT en nanoingeniería- manipular nanopartículas para avanzar en el tratamiento del cáncer. La plataforma combina una función lúdica -el juego-, pedagógica -tutorías intercaladas a lo largo de la partida- y científica dado que las estrategias de los jugadores con mejor puntuación serán consideradas por el equipo de Nanodoc para implementarlas in vitro.

Si uno se anima, jugar es fácil. Dar con el resultado, un pelín más complicado. El juego recrea un escenario en el que hay que administrar nanopartículas a un paciente con el objetivo de matar a las células cancerígenas, pero sin dañar a las buenas. Así, uno tiene que saber manejar dosis, tamaño o el cargamento de las nanopartículas hasta dar con su diseño perfecto. El logro es convertirse en un Nanodoc, en lo personal, y contribuir a la ciencia, en lo colectivo. He aquí la presentación del juego.

Esta iniciativa de crowdsourcing -estrategia participativa que consiste en externalizar tareas a una comunidad- es fruto de la investigación en nanomedicina que se lleva a cabo en uno de los laboratorios del Instituto Koch de investigación del cáncer del MIT. Una de las colaboradoras del proyecto es la doctora en Ingeniería y especialista en robótica, Sabine Hauert, que compagina sus actividades entre el MIT y la universidad de Bristol.

Me reúno con ella en el MIT y me comenta las bondades de la plataforma en la que hasta ahora han participado 3.500 usuarios que han dejado más de 80.000 simulaciones en la base de datos. La primera pregunta es obvia... "¿Pero sin tener ni idea de qué es una nanopartícula, como puedo yo ayudar en la investigación del cáncer?", le pregunto.

"A medida que el juego avanza, hay cada vez más parámetros y combinaciones que configurar. En el laboratorio, optimizar todos esos parámetros nos lleva mucho tiempo y recursos hasta dar con los algoritmos adecuados para reproducir cada escenario. Y no siempre funciona. Lo sé por mi experiencia a lo largo de mi tesis. En cambio, Nanodoc nos permite que la gente practique y dé con soluciones que ni nosotros hemos previsto. El objetivo es llevar esto a la experimentación in vitro o in vivo", contesta la científica.

Así, entramos en la complejidad de las nanopartículas. ¿Qué las hace tan especiales?. Hauert destaca las ventajas de sus medidas. "Miden entre 1 y mil nanómetros, algo más pequeño que el diámetro de un pelo. Cuando las inyectamos en la sangre, se quedan en la circulación. No como los medicamentos habituales que, al ser incluso más pequeños, se infiltran en todo el cuerpo y desencadenan efectos secundarios en todas partes. Es el caso de la quimioterapia, por ejemplo".

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