domingo, 17 de noviembre de 2013

Asteroides, una mina en órbita



Si los recursos en la Tierra son limitados, ¿por qué no obtenerlos fuera de nuestro planeta? La idea de explotar comercialmente asteroides y otros objetos del Sistema Solar no sólo se les ha pasado por la cabeza a los empresarios del sector espacial. En la actualidad hay dos compañías estadounidenses, Planetary Resources y Deep Space Industries (DSI), trabajando activamente para convertirla en realidad en un futuro cercano.

Sin ir más lejos, en 2016, DSI planea enviar su primera misión robótica exploratoria para ensayar la tecnología en tres asteroides, obtejos rocosos que son vistos por estos emprendedores como auténticas y desaprovechadas minas. Así lo asegura durante una entrevista con EL MUNDO el fundador y presidente de la compañía, David Gump (Bolder, Colorado, 1950), que ha viajado a Madrid para participar en el foro organizado por TEDxCibeles, una plataforma que cada año reúne a una docena de expertos de distintos ámbitos para que compartan sus ideas innovadoras.
Espacio 'low cost'

Gump, que considera los cambios que Barack Obama realizó en la NASA han abierto una etapa «muy emocionante para las empresas privadas del sector», explica entusiasmado cómo ya es posible fabricar tecnología espacial de bajo coste. «Mi empresa está centrada en lo que ocurre después de haberlo logrado», relata.

Naturalmente, es de bajo coste si la comparamos con los precios habituales hasta ahora. Porque por «barato» que resulte, admite que ir a asteroides a buscar minerales seguirá siendo mucho más caro que obtenerlos en la Tierra. Y también innecesario, pues tampoco cree que escaseen: «Los geólogos de nuestro equipo siempre nos dicen que lo primero que hay que saber sobre las llamadas tierras raras [un conjunto de elementos que entre otras aplicaciones, se usan para fabricar dispositivos tecnológicos] es que no son raras en absoluto. Son abundantes en la Tierra, aunque es cierto que China prácticamente tiene el monopolio sobre ellas porque cuenta con casi todos los depósitos. Pero no hace falta ir a buscarlas a los asteroides», señala.

«En Planetary Resources hablan mucho de traer a la Tierra metales preciosos, como el oro o el platino, pero nosotros creemos que esto sólo será rentable cuando hayamos desarrollado la tecnología para otros fines. No tiene sentido ir a propósito a por ellos, cuando puedas usar los asteroides para obtener combustible que abastezca a las naves espaciales durante las misiones y fabricar componentes tecnológicos en órbita utilizando impresoras 3D», añade.
Combustible para naves espaciales

Ese es su verdadero plan de negocio. «Si consigues hacer combustible en el espacio, será mucho más barato que llevarlo desde tierra. Es la parte más cara de una misión y la que más espacio ocupa. Para un viaje a Marte, la NASA calcula que el 90% de la masa que se lance desde la Tierra será combustible. Si sólo lanzas elhardware, puedes emplear ese espacio para llevar más utensilios y suministros que permitan una misión más segura y económica», sostiene.

Una especie de espejos solares calentaría el material del asteroide triturado. Los elementos volátiles: agua sobre todo (compuesta por hidrógeno y oxígeno) ,metano, etc. se usarían para fabricar combustible.

«La NASA necesita propulsión a bajo coste, y la forma más económica es obtenerla en el espacio. El transbordado espacial(shuttle) usaba hidrógeno y oxígeno, ese era su combustible. Y podemos hacer lo mismo o bien combinaciones diferentes», propone.

Para fabricar componentes de naves espaciales, emplearán una impresora 3D, bautizada como Micro Gravity Foundry, que trabajará con roca triturada y será capaz de filtrar los distintos elementos que lo componen y seleccionar los que necesita para componer las piezas.
Tres fases previstas

Aunque aún faltan muchos aspectos por decidir, ya tiene un calendario provisional: «Planeamos enviar en 2016 tres pequeñas naves espaciales llamadas FireFly a tres asteroides para una primera misión exploratoria». Según detalla, esta primera fase costará unos 20 millones de dólares (15 millones de euros) y será financiada por clientes potenciales y patrocinadores.

El competitivo coste, explica, se debe a que en lugar de enviar una única nave sometida a numerosas pruebas previas para asegurarse de que todo salga bien, mandarán tres a diferentes asteroides porque es muy posible que alguno falle.

«Hacia 2017 enviaremos otra nave, la Dragonfly, que recogerá muestras y las traerá la Tierra (tardará dos o tres años en regresar). «Después, en 2019 lanzaremos una nave mucho más grande,Harvestor, con la que queremos empezar a fabricar combustible», detalla. No obstante cree que tendrán que pasar varias décadas para que pueda haber estaciones en el espacio en las que se produzcan grandes cantidades de combustible y en las que las naves puedan repostar.

Aunque todas estas misiones son robóticas, el empresario cree que será necesario enviar a astronautas en ocasiones: «Creemos que no se podrá hacer todo robóticamente, harán falta seres humanos para que comprueben los procesos y arreglen cosas. Las cosas se rompen».

Uno de los aspectos clave de su plan es seleccionar los asteroides adecuados, una tarea compleja: «Creemos que hay alrededor de dos millones de asteroides cercanos a la Tierra. Pero la mayoría son desconocidos y no podemos ni verlos. Cada año se descubre un millar», recuerda.

«Nos centraremos en asteroides de tamaño medio, alrededor de 100 metros de diámetro porque son más fáciles de encontrar que los pequeños y más seguros», sostiene. Inevitablemente, la seguridad es uno de los temas que más incertidumbre suscita cuando se habla de trabajar con asteroides, sobre todo tras la caída del meteorito que en febrero causó un millar de heridos en Rusia (aquel objeto medía unos 19 metros de díametro).

Pese a los temores, Gump asegura esta actividad minera no supondrá peligro alguno para la Tierra: «El asteroide se quedará en el sitio en el que está. No lo cambiaremos de lugar. Lo que haremos será extraer porciones. Si perdiéramos el control del material que queremos traer, no pasará nada porque serán pequeñas partes que se desintegrarían en la atmósfera, como ocurre cada día de forma continua, aunque aún no sabemos qué tamaño tiene que tener para que sea seguro", admite. Además, sostiene que tomar porciones del asteroide es más rentable: "Desde un punto de vista económico no tiene mucho sentido esperar a que el asteroide vuelva a hacer una aproximación a la Tierra que le sitúe en una zona propicia para explotarlo, sino coger partes del asteroide y situarlas en una zona más accesible", añade.

Por lo que respecta al plan de la NASA para acercar un asteroide de entre cinco y siete metros y explorarlo, Gump asegura que está en conversaciones con la agencia espacial para llevar a cabo conjuntamente este proyecto y compartir los costes.

El empresario sí considera realista que hacia 2030 se pueda realizar una misión tripulada a Marte. Precisamente, señala, sus proyectos para desarrollar gasolineras en órbita y poder fabricar componentes en el espacio y realizar reparaciones podrían ayudar a reducir significativamente el coste de esta cara misión y ayudar a convertirla en realidad, pues éste es uno de los principales obstáculos en la actualidad para llevarla a cabo.

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