martes, 5 de noviembre de 2013

El médico mago de los faraones





En los confines áridos de Abusir, a unos 27 kilómetros al sur de El Cairo, se alzan las pirámides olvidadas. No solían recibir las hordas de visitantes que en la edad dorada del turismo colapsaban la cercana meseta de Giza pero bajo tierra guarda los mismos misterios. Un equipo de arqueólogos checos acaba de arrancarle un notable hallazgo: la amplia tumba de Shepseskaf Ankh, doctor de la corte del faraón y jefe de los médicos del Alto y Bajo Egipto durante la dinastía V del Imperio Antiguo, alrededor del 2400 a.C.

Las inscripciones talladas en una enorme puerta falsa de piedra caliza certifican el abolengo del difunto. En los relieves, el facultativo recibe los títulos de "Sacerdote de la Magia", "Sacerdote de Ra en los templos del Sol" o "Sacerdote de Khnum" (deidad relacionada con la creación de los seres humanos y la protección de las fuentes del Nilo). "Sus muchos y diferentes títulos indican que en su época fue un hombre extraordinario dotada de una vasta educación", reconoce a EL MUNDO Miroslav Bárta, director de la excavación que desde hace años el Instituto Checo de Egiptología mantiene en Abusir.

Su enterramiento, una gran tumba de 21 por 14 metros de longitud y 4 metros de altura, es la tercera sepultura de un médico hallada en la zona. Pero la de Shepseskaf Ankh, a la par que su fascinante biografía, supera a los anteriores descubrimientos. Está compuesta por un gran patio y ocho cámaras funerarias que alojan al médico y sus familiares. "Shepseskaf Ankh sirvió como alto sacerdote de los templos solares de tres monarcas del Imperio Antiguo y al mismo tiempo fue jefe de los médicos del Alto y Bajo Egipto y doctor de la casa real. Todos estos títulos fueron completados con algunos más que resultan incluso complicados para los egiptólogos", explica Bárta.


El estudio del hallazgo puede arrojar luz sobre el desarrollo de la medicina y los cambios que marcaron el reinado de Niuserra (2445-2421a.C.). "Sobre su vida como médico sabremos más en cuanto examinemos el enterramiento, que será cuestión de algunas semanas", precisa el científico. "El descubrimiento demuestra la riqueza del lugar. Aún queda mucho por desenterrar. Nuestra mastaba pertenece al periodo de Niuserra, cuando el Imperio Antiguo empieza a declinar por el aumento de los impuestos, el nepotismo, la creciente importancia del principio hereditario en la administración estatal y el cambio climático", agrega.




De momento, la biografía de Shepseskaf Ankh descubre a una alma polifacética. "Fue sacerdote, médico y también mago. A los egipcios no les asustaba combinar racionalidad e 'irracionalidad'", detalla el arqueólogo, quien destaca además que poseía "extensos conocimientos sobre química". Lo que nadie duda es que el médico supo escalar en la corte y ganarse el favor del faraón. "Fue uno de sus miembros más destacados y fundó una estirpe poderosa e influyente. Uno de sus parientes se casó con la princesa Sheretnebty, hija de Niuserra. Con esta política, los monarcas del Imperio Antiguo intentaron asegurar la lealtad de los altos funcionarios y sus familias", argumenta Bárta.

El complejo de Abusir -formado por catorce 14 pirámides, tumbas de altos cargos y templos solares- está situado entre las necrópolis de Giza y Saqqara y fue levantado por la dinastía V cuando la meseta de Giza se quedó sin espacio para albergar la vida de ultratumba de los monarcas. Más pequeñas que sus majestuosas antecesoras, durante mucho tiempo se creyó que su menor tamaño se debía a razones económicas. Pero su construcción no resultó precisamente barata. Los monarcas recubrieron las paredes de las pirámides con relieves y pinturas que encarecieron el proyecto.

La pirámide de Niuserra, el rey al que sirvió Shepseskaf Ankh, domina la meseta de Abusir y está encajado entre los recintos de su padre Neferirkara y su hermano Neferefra. En el templo funerario de Niuserra se han hallado importantes descubrimientos como una gran estatua de granito rojo de un león que custodiaba la entrada e interesantes trozos de relieve, entre los que había una escena de una diosa amamantando al rey.

La misión arqueológica checa, subraya Bárta, es un mensaje de optimismo para la egiptología tras la ola de violencia que ha vivido el país desde el golpe de Estado que desalojó a los islamistas. "Es una de las pocas noticias positivas de Egipto en las últimas semanas. Durante semanas hemos sido el único proyecto que ha trabajado aquí y esto envía una señal positiva a todas las misiones extranjeras", relata el director de la excavación. Una aventura a la que aún le resta mucha tierra por horadar. "La misión continúa en marcha y hemos realizado algunos descubrimientos fascinantes. Sin embargo, tendrán que ser comunicados a través del Ministerio de Antigüedades", advierte.

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