domingo, 5 de enero de 2014
"El teléfono móvil va a desaparecer, estará integrado en nuestra ropa"
Cuando tenía seis años se encerraba durante horas en su cuarto "para inventar" máquinas como la del movimiento perpetuo. No sorprende, pues, que Tomás Palacios Gutiérrez (Jaén, 1978) decidiera convertirse en ingeniero de Telecomunicaciones. Tras estudiar y realizar sus primeras investigaciones en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en 2002 se atrevió a cruzar el charco y viajar a EEUU. Allí se doctoró en Electrónica y Nanotecnología en la Universidad de California, en Santa Barbara, donde pudo dedicarse de lleno a lo que sigue siendo su obsesión: intentar que la electrónica funcione a más velocidad y sea más eficiente.
En 2006, con sólo 28 años, entró a formar parte del claustro de profesores del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), donde creó el Centro para dispositivos con grafeno y sistemas bidimensionales (MIT Center for Graphene Devices and 2D Systems), que integra a una veintena de grupos investigadores. En su laboratorio del MIT idea y ensaya junto a su equipo los dispositivos electrónicos que utilizaremos en los próximos años. Un futuro que él ve bastante cercano y que imagina con electrónica por todas partes. "Ubicua" la llama.
Asentado en EEUU (se ha casado con una profesora de la Universidad de Harvard y tiene un niño de dos años y medio), Palacios ha visitado Madrid para recoger el Premio Jóvenes Investigadores Agustín de Betancourt 2013 concedido por la Real Academia de Ingeniería (RAI).
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