jueves, 23 de enero de 2014
Europa abre la mano con el fracking
El mercurio roza los 10 grados bajo cero. Pero son temperaturas aún benignas para esta zona y época del año. Gapowo, situado en la región de Pomerania, al norte de Polonia, es una localidad agrícola. Por ese motivo sorprende aún más divisar desde el propio pueblo, a apenas 500 metros, la torre de perforación del pozo de exploración de gas mediante fracking que está construyendo allí la empresa canadiense BNK.
No se trata de una explotación en la que ya se esté produciendo gas para el consumo, sino de una más de las 50 instalaciones de investigación que evaluarán en Polonia el potencial del llamado gas no convencional, el que hay que extraer fracturando el subsuelo mediante una mezcla de agua, arena y productos químicos inyectada a una enorme presión. Y ya en esta fase de investigación se realizan varias etapas de fracking, de unas cuatro horas cada una. A excepción de las gélidas temperaturas y quizá de la nieve, ese mismo paisaje podría comenzar a verse en España a principios del año 2015.
En Burgos, País Vasco y Cantabria -aunque esta última región aprobó por unanimidad una ley que veta el fracking en su territorio- hay seis permisos concedidos para investigar las reservas de gas no convencional -también llamado shale gas- que están ya en las últimas fases de preparación de la información ambiental. Tras su presentación, quedarían pendientes sólo de los periodos de información pública y de análisis por parte de los técnicos de la administración para poder comenzar a perforar en busca de estratos ricos en gas en el subsuelo, a más de 3.000 metros por debajo de la superficie.
Además, la Comisión Europea adoptó ayer en el marco de laspolíticas energéticas y climáticas una Recomendación -un documento que no obliga a las medidas que contempla- para «garantizar unaprotección adecuada del medio ambiente y el clima en lo que respecta a la técnica de fracturación hidráulica de alto volumen (también conocida como fracking)», según aseguró la Comisión en un comunicado.
La UE pide garantías ambientales y seguridad
El Ejecutivo comunitario deja así en manos de los Estados miembros la decisión de apostar o no por esta técnica e invita a evaluar los riesgos ambientales, utilizar las mejores técnicas disponibles paragarantizar la integridad del pozo y evitar posibles accidentes o verificar la calidad del agua, el aire y el suelo antes de comenzar la perforación. A pesar del visto bueno de Bruselas a la técnica, la Comisión pretende recabar información de cada uno de los proyectos que se lleven a cabo y examinará de nuevo el estado de la cuestión dentro de 18 meses.
Mientras, en países como Polonia, donde la técnica lleva algunos años de ventaja, los últimos cambios legislativos en el país han simplificado la burocracia para los pozos de exploración mediante fractura hidráulica o fracking y han eliminado la obligación de presentar Declaración de Impacto Ambiental (DIA) si el pozo no perforará a más de 5.000 metros de profundidad. «Hasta ahora, la máxima profundidad sin DIA era 1.000 metros, lo que suponía que todos los pozos exploratorios tenían que hacerla. Ahora será lo contrario: para la mayoría de ellos no será necesario hacerlo. La Declaración de Impacto Ambiental será obligatoria en áreas sensibles, por ejemplo, aquellas que estén a menos de 500 metros de viviendas», explica Magorzata Maria Klawiter-Piwowarska, delegada del Gobierno regional de Pomerania para el shale gas.
«La mayoría de los pozos se perforan hasta una profundidad de entre 3.000 y 4.000 metros, y pocas excepciones llegan a algo más de 4.000 en Europa», asegura Troy Wagner, director general de BNK Polonia. «Pero las Declaraciones de Impacto Ambiental sí serán obligatorias en Polonia en áreas incluidas en la Red Natura 2000 y en otras zonas sensibles», explica.
Mientras hace hincapié en la escasa oposición social que hay en la actualidad a la técnica en esta zona del norte de Polonia, Wagner cuenta que el fracking lleva utilizándose en pozos de explotación de gas convencional desde hace décadas. De hecho, el responsable de las instalaciones de extracción de gas y petróleo de la empresa nacional polaca PGNiG en Debki, a orillas del mar Báltico, asegura que allí se utilizó la fractura hidráulica hace ya dos años sin ningún tipo de incidencia ni oposición social.
El sondeo comenzó en Gapowo el pasado 3 de enero y está ya a más de 3.300 metros de profundidad. Pero la perforación no va tan rápido como esperaba el director de perforación de BNK, Tom Junker. «Ahora estamos sacando las tuberías para comprobar si hay algún problema con la broca, debe estar gastada y no perforamos al ritmo que deberíamos», explica Junker desde la plataforma de perforación, «pero el ruido del pozo es el mismo ahora que si estuviéramos taladrando», asegura. La única queja que han recibido desde que comenzaron los trabajos ha sido por la luz que deben dejar encendida durante la noche, ya que los trabajos se llevaban a cabo 24 horas al día.
No obstante ese pacífico escenario no es generalizado en todo el país, y desde luego no lo es en toda Europa. «El documento de la UE es una mala noticia», dice Pablo Cotarelo, de Ecologistas en Acción. «Es una victoria de la industria, en contra de la población que se ha mostrado contraria. Refleja una falta de representatividad democrática».
En Reino Unido, donde se realizaron dos perforaciones como la de Gapowo, la opinión pública obligó a paralizar la actividad después de que una de ellas perforase sobre una falla y provocase pequeños seísmos de 2,3 en la escala Richter. «Es el mismo temblor que provoca el paso de un camión», se defiende Troy Wagner.
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