Buzz Aldrin, el segundo hombre que pisó la Luna después de Neil Armstrong, se ha quedado "muy, muy impresionado". Chris Hadfield, el comandante de la Estación Espacial famoso por sus vídeos en internet sobre la vida en gravedad cero (sobre todo su inolvidable versión del'Space Oddity' de David Bowie) ha dicho que es "espectacularmente buena". James Cameron, el director de 'Aliens', 'Titanic' y 'Avatar', se ha quedado "anonadado", considera que es "un retrato absolutamente perfecto de una mujer que lucha por su vida en gravedad cero", e incluso se ha atrevido a concederle el título de "mejor película del espacio jamás rodada".
Por su parte, el autor de estas líneas -un humilde periodista científico que no cumplió su sueño de convertirse en astronauta, pero al menos logró levitar en un vuelo que simula la gravedad cero- no tiene palabras para describir las sensaciones de éxtasis (¡y vértigo!) que sintió durante este alucinante viaje virtual a la órbita terrestre.
Hablamos, obviamente, de 'Gravity', la película de Alfonso Cuarón que es ya uno de los acontecimientos cinematográficos del año, y ha logrado conquistar un nuevo hito tecnológico en la generación de imágenes por ordenador. A Aldrin (que de esto obviamente sabe algo), su recreación de "la realidad de la gravedad cero" y la precisión con la que muestra las imponentes vistas de la Tierra de las que disfrutan los astronautas le han dejado "extraordinariamente impresionado". Por lo tanto, para los que jamás tendremos la oportunidad de ver nuestro hogar planetario desde ahí fuera, esta película (en la gran pantalla y con gafas 3D) es de momento lo que más puede aproximarnos a la experiencia.
De hecho, 'Gravity' quizás no debería definirse como una película de 'ciencia ficción', sino más bien como un 'thriller de catástrofes' bastante realista sobre un accidente desatado por una lluvia de chatarra cósmica que podría afectar a los habitantes actuales de la Estación Espacial Internacional, aunque evidentemente los guionistas se toman algunas licencias y exageran algunos aspectos de la historia para lograr un mayor impacto dramático. Veamos, entonces, cuánto hay de ciencia y cuánto de ficción en 'Gravity'.
Realidades científicas
1. Vehículos y misiones reales. La película recrea hasta el último detalle un transbordador de la NASA (aunque su nombre, 'Explorer', es el de un modelo que nunca llegó a volar), el telescopio Hubble y la Estación Espacial Internacional (ISS), tal y como son (o más bien eran, en el caso de los 'space shuttle', que se jubilaron en 2011). Además, es un hecho real que en cinco ocasiones los astronautas de la agencia espacial estadounidense realizaron misiones con transbordadores para llevar a cabo reparaciones y tareas de mantenimiento en el telescopio Hubble, como las que realizan los personajes interpretados por Sandra Bullock y George Clooney en la primera escena de la película.
La nave rusa 'Soyuz' también se recrea de manera muy fiel a la realidad, y tanto la Estación Espacial china 'Tiangong' como su nave 'Shenzhou' (en la que se monta Bullock al final de la película) existen. La principal licencia que se permiten los guionistas es que ahora mismo la estación china sólo tiene un par de módulos en órbita y aún le quedan muchos años de ensamblaje, mientras que en la película aparece totalmente construida. Por ello, obviamente no podría haber coincidido en el tiempo con los retirados transbordadores de la NASA, como ocurre en el filme.
2. El riesgo de la basura cósmica. El accidente que desencadena el drama en 'Gravity' se produce cuando la destrucción de un satélite por un misil ruso provoca una avalancha letal de chatarra que se estrella contra el transbordador y el Hubble, donde los astronautas se encuentran realizando reparaciones. Aunque las dimensiones de la catástrofe son exageradas, el riesgo de colisión con fragmentos de basura cósmica es un peligro real que preocupa cada vez más a todas las agencias espaciales. De hecho, en varias ocasiones, se han realizado maniobras para variar la altura de la Estación Espacial y evitar así un posible choque con pedazos de chatarra. Como ha señalado el propio Aldrin, la película "nos recuerda que hay peligros reales en el espacio, especialmente en las actividades que se realizan fuera de las naves".
3. Los peligros de pasear en el vacío cósmico. En la película, la lluvia de chatarra cósmica obliga al personaje de Bullock a desenganchar el cable que le conecta al transbordador y la astronauta se queda flotando en el vacío, alejándose cada vez más de la nave (hasta que le salva el apuesto Clooney, equipado con una mochila propulsora que existe en la realidad). Un experto tan solvente como Jeffrey Kluger -autor del libro en el que se basó la película 'Apolo 13'- considera que 'Gravity' representa perfectamente la 'aterradora realidad' a la que se enfrentaría un astronauta desenganchado de su nave o de la Estación Espacial:seguiría flotando, con su cuerpo rotando indefinidamente, salvo que colisionara con otro cuerpo.
Ficciones irreales
1. Una salvación imposible. A pesar de que los transbordadores, el Hubble y la ISS y la Estación Espacial china existen (o han existido), tal y como se muestran en 'Gravity', la película coloca a todos estos objetos en la misma órbita y a la misma altura, porque así le conviene al guión. Gracias a esta licencia (que no tiene nada que ver con la realidad), el personaje de Bullock logra salvarse al viajar desde el Hubble hasta la ISS (con ayuda de Clooney y su mochila propulsora), y de allí hasta la estación china a bordo de una nave rusa Soyuz. Sin embargo, si tenemos en cuenta las diferencias reales de órbita y de altura entre todos estos artefactos, la astronauta de la película jamás podría salvarse. Como muy bien ha explicado el astrofísico Daniel Marín, a pesar de la exactitud con la que 'Gravity' muestra todos los detalles de los vehículos y el paisaje terrestre desde el espacio, la odisea que permite a Bullock volver a nuestro planeta sana y salva es una "falta de respeto a las normas más elementales de la mecánica orbital".
2. Chatarra excesiva en sentido contrario. Aunque el riesgo de colisión con chatarra espacial es un peligro real, el astronauta de la NASA Leroy Chiao, que fue comandante de la Estación Espacial, ha señalado que la catastrófica reacción en cadena que muestra la película no tiene credibilidad alguna. Su crítica se basa en que existen dos precedentes de satélites viejos destruidos por misiles (uno chino en 2007, y otro estadounidense en 2008), y en ningún caso se produjo una lluvia descontrolada de chatarra. Además, el astrofísico Neil De Grasse Tysonseñaló en un tuit tras ver la película que casi todos los satélites orbitan de oeste a este, pero en Gravity la chatarra orbita en sentido contrario.
3. El pelo de Sandra no flota. Casi todos los astronautas y expertos que han visto la película han aplaudido las impresionantes imágenes en las que se ve a Sandra Bullock flotando en el interior de la Estación Espacial, que recrean la vida en gravedad cero de manera increíblemente realista. Sin embargo, el citado astrofísico De Grasse Tyson ha detectado un fallo clamoroso: ¡el pelo de Sandra no flota! Cualquiera que haya visto vídeos de mujeres astronautas en la ISS puede comprobar que en el espacio,peinarse y lavarse el pelo es una pequeña odisea que no se ve reflejada para nada en la película de Cuarón. Además, Jeffrey Kluger también señala que cuando Bullock se quita su traje de astronauta al entrar en la ISS, debería llevar los pañales reglamentarios que llevan los astronautas para hacer sus necesidades durante sus paseos espaciales. Sin embargo, en esta escena es evidente que el glamour se impuso al realismo espacial, y Sandra luce unas seductoras braguitas totalmente inverosímiles.
En todo caso, a pesar de sus fallos y algunas concesiones al sentimentalismo hollywoodiense, no puedo estar más de acuerdo con la conclusión final del gran Buzz Aldrin: hoy, la conquista del espacio ha perdido mucho fuelle si lo comparamos con la edad dorada del programa Apolo, y la hipnótica belleza visual de 'Gravity' puede contribuir a resucitar el interés de los terrícolas por el cosmos.
"Corremos el riesgo", dice el compañero de Armstrong, "de perder todos los avances que logramos en el espacio hace 40 o 50 años. Por eso esta película no podía haber llegado en un mejor momento para estimular al público". Ojalá la odisea espacial de Alfonso Cuarón, como la de Stanley Kubrick en su día, nos hagan volver a soñar con derribar fronteras para ir siempre más lejos, como el simio de '2001' que convierte un hueso en la primera herramienta del hombre.
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