A la hora de clasificar la hepatitis C según el daño que ha hecho al hígado existen distintos grados pero, cuando se acaban los números, viene la palabra (o el estado) más temida: la cirrosis hepática. Cuando se padece esta condición, que sufrirá aproximadamente entre un 15% y un 20% de los infectados por el virus que genera esta infección, el riego de cáncer de hígado se multiplica, así como las posibilidades de sufrir un fallo hepático. Por ello, tradicionalmente, los tratamientos para la hepatitis C no han funcionado bien en este grupo de pacientes. Hasta ahora.
Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine coincidiendo con su presentación en el Congreso Europeo del Hígado podría cambiar la práctica clínica para este tipo de pacientes, protagonistas exclusivos del mismo. El trabajo, que ha contado con participación española, demuestra que la combinación de dos antivirales a punto de ser aprobados por la agencia reguladora de los medicamentos en Estados Unidos, la FDA, y pertenecientes a los nuevos fármacos que están revolucionando el tratamiento de la hepatitis C junto con ribavirina -un medicamento antiguo que ya se utiliza en la terapia frente a la infección- cura el 95% de los casos de hepatitis C en cirróticos.
Se trata del primer estudio que evalúa una de estas terapias solo en estos pacientes avanzados, según señala a EL MUNDO Xavier Forns, especialista del Hospital Clínic y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), uno de los autores del estudio, cuyo centro ha aportado una docena de pacientes al mismo.
La combinación utilizada en esta ocasión - el inhibidor de la proteasa ABT-450, el inhibidor de la NS5A AB-267 y el inhibidor de la polimerasa no nucleósida AB-267- supone a los pacientes tomar cuatro comprimidos repartidos en dos veces al día, algo muy alejado al tratamiento estándar hoy para los pacientes cirróticos, que incluye inyecciones semanales de interferón pegilado, además de la ribavirina y otros dos antivirales aprobados en los últimos años, pero con resultados discretos y "mala tolerancia", según subraya Forns.
Este especialista subraya una ventaja inherente a la utilización de estos nuevos fármacos en pacientes cirróticos y es la posibilidad de revertir el daño al hígado. "No es que el hígado se vaya a quedar perfecto, pero estamos viendo cómo se revierte la propia cirrosis una vez que no hay inflamación", comenta el experto del Hospital Clínic.
Forns se muestra convencido que estos fármacos en desarrollo, como otros similares, llegarán muy pronto a la práctica clínica. "A pesar de que son caros, estoy seguro de que los laboratorios llegarán a acuerdos con la Administración, siempre que ésta sea consciente del beneficio a medio plazo y no solo a corto plazo", concluye.
En el estudio TURQUOISE-II -así se llama el trabajo publicado en NEJM- se aplicó el tratamiento a 380 pacientes infectados con el genotipo 1 del VHC (el más frecuente en España). De ellos, 208 recibieron el tratamiento tres meses y, el resto, el doble de tiempo y las tasas de curación superaron en los dos casos el 90%.
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