Michio Kaku dice que quería ser físico para investigar el origen del universo desde que hacía experimentos de niño en el garaje de su casa en California. También jugaba a intentar leer la mente de los demás. No logró practicar la telepatía, pero en su nuevo libro, El futuro de nuestra mente (Debate), el profesor, teórico y divulgador cuenta la historia de los colegas que lo están consiguiendo.
¿Por qué este libro ahora?
Hemos aprendido más sobre el cerebro en los últimos 10 años que en toda la historia de la humanidad. Ahora existe la telepatía, podemos mover objetos con la mente, registrar y descargar recuerdos simples, o fotografiar sueños. Gracias a la Física, podemos ver cómo se mueve la sangre dentro del cerebro, básicamente oxígeno, y ver la actividad neuronal, los pensamientos. También podemos conectar el cerebro a un ordenador y después a Internet. En último término, Internet se convertirá en una red del cerebro (brain-net). Podremos compartir pensamientos y emociones en la red. A los jóvenes les encantará. No sólo podrán poner en Facebook lo que están haciendo, sino el recuerdo del baile de fin de curso o de la primera cita. Vamos a tener dos discos en el futuro, el del genoma, con todos los genes de nuestro cuerpo, y el del conectoma, el mapa de las conexiones neuronales con las memorias, las sensaciones y la personalidad. Todo estará en dos discos. Obama y la UE invierten en esto porque a corto plazo podremos entender las enfermedades mentales. A largo plazo, podremos vivir para siempre. Incluso después de morir, nuestro genoma y nuestro mapa mental sobrevivirán. Podremos resucitar sensaciones y recuerdos. En cierto sentido, nos convertiremos en inmortales.
¿Cuándo será accesible para cualquiera la conexión cerebro-ordenador?
El Pentágono está invirtiendo decenas de millones de dólares en prótesis de piernas, brazos y esqueletos robóticos porque hay miles de heridos de guerra de Irak y Afganistán. En el Mundial de Fútbol de Brasil una persona que está parcialmente paralizada va a lanzar el saque de honor gracias a un exoesqueleto. Ya podemos conectar la mente de una persona que tiene una lesión de la médula a un ordenador para que haga lo mismo que cualquiera. Mi colega Stephen Hawking está completamente paralizado, sólo parpadea. Pero el cristal derecho de sus gafas tiene una antena con un chip conectado con un portátil y eso le permite comunicarse mentalmente. En la próxima década, la gente con parálisis podrá moverse y comunicarse. Los primeros en estar conectados serán las víctimas de lesiones deportivas, infartos o accidentes de coche. Más adelante, podremos crear personas con superpoderes. Ya hemos descargado recuerdos en animales. El año pasado, se hizo en Carolina del Norte: coges un ratón, conectas su hipocampo a dos electrones y grabas los mensajes que se desplazan por el hipocampo cuando aprende una tarea. Después la olvida. Pero si insertas ese recuerdo en el animal, el ratón hace bien la tarea al primer intento.
¿Qué está más cerca?
El objetivo a corto plazo es construir un marcapasos del cerebro para los pacientes de Alzheimer, para los millones que no saben dónde viven o quiénes son. En el futuro, tendrás un botón, apretarás y recordarás quién eres, dónde vives y dónde tienes que ir. En esta década haremos estudios con animales, grabando y descargando recuerdos, y en la próxima lo haremos con humanos. En la década de 2030, podremos descargar labores complejas, por ejemplo para trabajadores que tengan que aprender nuevas habilidades porque sus puestos se hayan quedado obsoletos o para los jóvenes que se saltaron un curso en la Universidad.
¿Qué le ha sorprendido más?
El que ya podamos fotografiar un pensamiento. En Berkeley, ponen a los pacientes en un escáner cerebral y convierten la mente en 30.000 puntos. Esos puntos representan los flujos cerebrales. Un ordenador los analiza y crea una fotografía de los pensamientos. Las fotos son borrosas porque estamos en la fase inicial.
¿Quiénes somos si nuestra conciencia se puede descargar?
Como diría el ex presidente Bill Clinton, depende de cómo definas quién eres tú. Cuando mueres, puede que haya un alma. O puede que no quede nada, pero si tengo el genoma y la información de tu cerebro, puedo recrearte. La cuestión es, ¿eres tú? Si hay un mapa de tus conexiones cerebrales, una parte de ti sobrevive. Igual que con una grabación. Esa parte de ti sobrevive. Esto puede resucitar tu personalidad y tus deseos porque está conectada al genoma y eso es lo que eres. ¿Quiénes somos? El punto de vista extremo es que somos información.
¿Un robot con una mente descargada es humano?
Si habla como un humano y tiene una personalidad como un humano, tal vez podemos llamarlo así. En el futuro, podremos tener una biblioteca de almas igual que hoy puedes leer biografías o películas de la gente que ha muerto. Podrás conversar con ellos. Si fueras un político, ¿no querrías hablar con Winston Churchill? Tus nietos podrán tener acceso a la biblioteca donde podrán tener una conversación contigo, aunque no sea perfecta.
¿Cuáles son los límites éticos más urgentes?
El medicamento para olvidar experiencias traumáticas, que ha sido rechazado por la comisión de bioética del presidente, ya está generando debate. Habrá mucho debate también con el marcapasos del cerebro. ¿Qué pasa si se descargan recuerdos equivocados? ¿Y si la memoria de un crimen que no cometiste se descarga en tu mente? Tienes el recuerdo de que mataste a alguien, pero no lo hiciste. Debemos tener leyes para regular recuerdos falsos o que se descarguen sin permiso.
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