El telescopio espacial Plato, un observatorio especializado en la búsqueda de planetas extrasolares de tipo Tierra en órbita de estrellas cercanas al Sistema Solar, ha sido seleccionado por la Agencia Europea del Espacio (ESA) para formar parte de su programa científico. Será lanzado al espacio en 2024 y se dedicará, durante seis años como mínimo, a observar un millón de estrellas con una batería de 34 telescopios integrados en una única plataforma. “Plato nos permitirá encontrar planetas que estén en órbita de su estrella dentro de la denominada zona de habitabilidad, es decir, en la que puede haber agua en estado líquido y donde puede mantenerse la vida como la conocemos”, ha señalado el líder de la misión Heike Rauer, investigador de la Agencia Espacial Alemana (DLR). “Plato comenzará un capítulo completamente nuevo de la exploración de los planetas extrasolares”.
El Plato podrá medir tamaños, masas y edades de los sistemas planetarios que encuentre y sus observaciones se complementarán con las de los futuros telescopio gigante europeo E-ELT (del Observatorio Europeo Austral, ESO) y James Webb, el gran sustituto del Hubble que está preparando la NASA con la colaboración de la ESA.
Desde el descubrimiento del primer planeta extrasolar en órbita de una estrella distinta del Sol, en 1995, se han encontrado más de mil objetos celestes de este tipo, algunos de ellos formando sistemas planetarios múltiples. Pero solo para un puñado de ellos se ha logrado determinar con precisión la masa, el radio y la edad, señalan los astrónomos de la Universidad de Warwick implicados en el nuevo proyecto europeo. Y hay que recordar, añaden, que solo conociendo masa y tamaño (radio) se puede distinguir entre un Neptuno en miniatura, un planeta de alto contenido gaseoso y baja densidad, de uno rocoso como la Tierra.
Plato (siglas de Planetary Transit and Oscillations of stars) utilizará la técnica denominada de tránsito para buscar planetas. Cuando uno de estos cuerpos se cruza por delante de su estrella en la línea de visión de la Tierra, la luz del astro se ve atenuada levemente y estas variaciones periódicas de su luminosidad desvelan a los ojos de telescopios como el Plato la presencia del planeta. La misma estrategia de búsqueda ha seguido, por ejemplo, el telescopio espacial Kepler de la NASA, que se ha apuntado decenas de planetas extrasolares en su lista de descubrimientos.
“Plato, con su capacidad única de encontrar sistemas análogos al Sol-Tierra, se asentará sobre la experiencia acumulada de otras misiones europeas, como CoRot y Cheops”, recuerda Álvaro Giménez, director científico de la ESA en un comunicado de dicha institución. “Sus descubrimientos ayudarán a situar la arquitectura de nuestro Sistema Solar en el contexto de otros sistemas planetarios”.
El futuro cazador de planetas de la ESA se enviará a Lagrange 2, un punto imaginario en el espacio, a millón y medio de kilómetros de la Tierra, donde se cancelan mutuamente la atracción gravitatoria de nuestro planeta y la del Sol. Allí están funcionando varios telescopios, incluido el último lanzado por la ESA, el Gaia, que está en la fase inicial de pruebas, y allí estará el James Webb.
El Plato tendrá capacidad de astrosismología, es decir, de medir las oscilaciones de las estrellas de manera que los científicos puedan caracterizar los astros en torno a los cuales detecten planetas.
El Plato podrá medir tamaños, masas y edades de los sistemas planetarios que encuentre y sus observaciones se complementarán con las de los futuros telescopio gigante europeo E-ELT (del Observatorio Europeo Austral, ESO) y James Webb, el gran sustituto del Hubble que está preparando la NASA con la colaboración de la ESA.
Desde el descubrimiento del primer planeta extrasolar en órbita de una estrella distinta del Sol, en 1995, se han encontrado más de mil objetos celestes de este tipo, algunos de ellos formando sistemas planetarios múltiples. Pero solo para un puñado de ellos se ha logrado determinar con precisión la masa, el radio y la edad, señalan los astrónomos de la Universidad de Warwick implicados en el nuevo proyecto europeo. Y hay que recordar, añaden, que solo conociendo masa y tamaño (radio) se puede distinguir entre un Neptuno en miniatura, un planeta de alto contenido gaseoso y baja densidad, de uno rocoso como la Tierra.
Plato (siglas de Planetary Transit and Oscillations of stars) utilizará la técnica denominada de tránsito para buscar planetas. Cuando uno de estos cuerpos se cruza por delante de su estrella en la línea de visión de la Tierra, la luz del astro se ve atenuada levemente y estas variaciones periódicas de su luminosidad desvelan a los ojos de telescopios como el Plato la presencia del planeta. La misma estrategia de búsqueda ha seguido, por ejemplo, el telescopio espacial Kepler de la NASA, que se ha apuntado decenas de planetas extrasolares en su lista de descubrimientos.
“Plato, con su capacidad única de encontrar sistemas análogos al Sol-Tierra, se asentará sobre la experiencia acumulada de otras misiones europeas, como CoRot y Cheops”, recuerda Álvaro Giménez, director científico de la ESA en un comunicado de dicha institución. “Sus descubrimientos ayudarán a situar la arquitectura de nuestro Sistema Solar en el contexto de otros sistemas planetarios”.
El futuro cazador de planetas de la ESA se enviará a Lagrange 2, un punto imaginario en el espacio, a millón y medio de kilómetros de la Tierra, donde se cancelan mutuamente la atracción gravitatoria de nuestro planeta y la del Sol. Allí están funcionando varios telescopios, incluido el último lanzado por la ESA, el Gaia, que está en la fase inicial de pruebas, y allí estará el James Webb.
El Plato tendrá capacidad de astrosismología, es decir, de medir las oscilaciones de las estrellas de manera que los científicos puedan caracterizar los astros en torno a los cuales detecten planetas.
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