domingo, 2 de febrero de 2014

Un invierno primaveral recorre Europa, mientras EEUU se congela



Este año los países nórdicos celebraron la Navidad casi en mangas de camisa. Ciudades como Oslo o Copenhague, que cualquiera tiene asociadas con inviernos muy crudos y nevados, vivieron este año la Nochebuena más cálida desde que comenzaron a tomarse registros. Y Helsinki tuvo la segunda mitad de diciembre más calurosa en 30 años. El mes de diciembre fue el más suave en el norte de Europa desde 1937 y países como Noruega o Finlandia tuvieron temperaturas medias 4 y 5 grados centígrados por encima de lo habitual para ese mes, según sus servicios meteorológicos. Europa está viviendo un inicio del invierno casi primaveral.

Mientras tanto, al otro lado del océano Atlántico el arranque del año está trayendo una ola de frío sin precedentes sobre todo en los estados centrales de EEUU. Las bajas temperaturas han dejado imágenes históricas, como la de las cataratas del Niágara congeladas casi por completo y temperaturas mínimas que han rondado los - 40ºC sin tener en cuenta el factor del viento que añade una sensación térmica de mucho más frío. En algunos puntos del llamado Medio Oeste del país norteamericano hace más de 40 años que no tenían temperaturas tan bajas.

En España, el arranque del invierno está resultando mucho más cercano a los elevados mercurios de los países nórdicos que de los fríos extremos norteamericanos. «A falta de que cerremos el mes, las temperaturas de enero rondarán lo normal para este mes o estarán un poco por encima», asegura a EL MUNDO Fermín Elizaga, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). «Pero lo que sí podemos decir es que el inicio del invierno está siendo muy lluvioso».

Aunque más de uno pueda pensar lo contrario, tanto los fríos extremos en EEUU como las Navidades sin nieve en los países nórdicos tienen su explicación en el mismo fenómeno atmosférico global. El propio asesor científico de la Casa Blanca, John Holdren, se ocupó de aclararlo en las primeras semanas de enero después de que desde diversos colectivos se difundiera que la ola de frío demostraba que el cambio climático no existe. «Si en los últimos días han oído que las olas de frío extremo, como la que estamos viviendo en Estados Unidos ahora mismo, desmienten la existencia del cambio climático, no se lo crean. Precisamente, prueban su existencia», aseguró Holdren en un vídeo explicativo colgado en el canal de YouTube de la Casa Blanca.
Causados por el mismo fenómeno

Según las explicaciones del asesor de Barack Obama, todo comienza debido a que el Ártico se calienta dos veces más rápido que las latitudes medias terrestres debido al cambio climático. Eso significa que la diferencia media de temperaturas entre el Polo Norte y zonas como las que ocupan Estados Unidos o Europa es cada vez más pequeña. «A medida que se reduce esta diferencia de temperaturas la masa de aire frío que hay sobre el Ártico, que llamamos vórtice circumpolar, se hace más débil y comienza a hacer olas», según Holdren.

Este fenómeno hace que el vórtice describa curvas muy cerradas y dé lugar a meandros con entradas de aire frío polar hacia el Sur y entradas de aire cálido hacia el Norte. El cambio climático, según este experto proveniente de la Universidad de Harvard, no sólo provoca que se comiencen a formar estas corrientes frías hacia el Sur y cálidas hacia el Norte sino que hace que estas entradas de aire frío cada vez lleguen más al Sur. Precisamente uno de estos meandros de aire polar es el causante de la potente ola de frío que azota EEUU desde principios de año. Y su contrapartida de aire cálido hacia el Norte es lo que está provocando el invierno suave del norte de Europa.

No obstante, otros expertos aseguran que es complicado vincular directamente fenómenos extremos como la ola de frío de EEUU con el cambio climático. «Las simulaciones que se hacen con los modelos climáticos incluyen estos fenómenos extremos, pero igual que sí podemos vincular al cambio climático la olas de calor, no se puede establecer una vinculación directa con estos eventos de frío», afirma Fidel González Rouco, investigador del Instituto de Geociencias de la Universidad Complutense de Madrid y el CSIC y miembro del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés).

Las efemérides que señala la Aemet para cada fecha varían mucho según se miren las primeras décadas del siglo XXI o las primeras del XX. Mientras señalan que el 28 de enero de 2003 hubo una temperatura máxima de 25,6ºC en Valencia, tal día como ayer, un 30 de enero, pero de 1924, la agencia de meteorología destaca que «los fríos hielan el Turia y al día siguiente nieva copiosamente en Valencia».

La cita recuerda los tiempos en los que el Támesis se helaba en Londres, cuando la temperatura media de enero eran 2,9ºC bajo cero. En la actualidad, el más frío ocurrió en 2010 y marcó una media de 1,4ºC.

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